sábado, 21 de mayo de 2016

Locutorio



(...)




tiemblo, como las hojas del árbol
de la esquina
cada vez que recibo tus mensajes de texto
quisiera huir a tus brazos,
transformarme en un velocista desesperado
y serían para vos todas las medallas
tontos regalos para que me cuentes
cada instante de la noche,
de nuestra noche, para que me digas
cómo vas a hacer
para hacerme el amor a mí,
que estoy hecho una piltrafa y
resucito por tus ojos y termino de trabajar
como lázaro
lanzado a tu encuentro



Patricio Foglia.

Eres

Eres aire, eres luz, eres viento.
Eres ruido, eres rayos de sol, eres cielo.

Eres un colibrí, eres una paloma, eres un árbol.
Eres la lluvia, eres frío, eres calor, eres estrella,
eres universo.

Eres cenizas, eres humo, eres paz.


(Te voy a extrañar, cuando llegue la hora del mate y no te escuche cantar).

martes, 10 de mayo de 2016

Una vez más

Dejame que me equivoque. Dejame que lo vuelva intentar.
Una, dos, mil veces más.

Martes con gusto a café

Es un martes nublado, acaba de lloviznar. Estoy inmersa en el silencio de mi casa. Vaya, que es un barrio tranquilo. Por lo menos ésta parte de Caballito.

Hace dos días que no voy a trabajar porque estoy un poco engripada. Llegué a exagerar, bromeando por supuesto, que me asemejo a Sandro (ja!).

Me hice un café, dulce. No soy de tomar seguido, pero hoy necesitaba olerlo. Viste que son de esos aromas que estimulan el olfato.

Me puse a pensar en muchas asuntos. A veces, no es tanto cómo contamos las cosas, sino cómo nos la tomamos.
Después de comentar tanto algo, pierde la importancia o la gravedad porque lo procesas de una manera diferente.
Todo el mundo puede aconsejarte o decirte cómo hacer las cosas. O venderte su opinión de modo que hasta podes confundirte con lo que de verdad querés.

"La gente siempre patea para el otro lado", me dijeron una vez. Entonces hasta en un punto, llegué a desconcertarme. Pero bastó con enfrentar lo que me inquietaba y darme cuenta que quería seguir quedándome. Que acepto la realidad como algo pasajero, que si bien me inquieta, sé que puede cambiar. A perder el miedo a decir lo que siento por temer a perder algo. Nadie deja de querer de un día al otro y tampoco es la idea. Sino hablar para mejorar.

Llego a la conclusión de que sirvo mejor escribiendo que hablando, no pueden interrumpirme, sólo en todo caso dejarían de leer algo que yo ya sé que dije y que está plasmado.
¿Hasta qué punto sirve la ayuda que intentan brindarnos?

domingo, 24 de abril de 2016

Dormido

Tengo un par de versitos para recitarte, mientras te veo dormir.
(quedate a mi lado para siempre)

Un ratito con vos.

Regalame un matecito más; un abrazo que me corra hasta el rayito de sol.
Ese que atraviesa mi ventana, hasta que los ícaros toquen mi remera.

Cantame al oído
Contame de qué forma ves las nubes, ¿qué ves?

Bailame con la mirada, sosteneme el alma.
Reite, que los pocitos en tus mejillas me enamoran más.

Dame un beso y olvidate del mundo.

Ahora solo somos vos y yo.

sábado, 23 de abril de 2016

Vasos rotos

No pongas más expectativas en mí, no las puedo sostener.
No puedo más.

No pongas más el peso de tus pensamientos sobre mis hombros.

No trates que tus responsabilidades las conviertas en mis culpas, porque no es así.

No siempre las cosas son como vos quisieras, como yo tampoco.
Uno trata de ayudar como puede, como le sale, hasta donde el pecho aguante.

No siempre logramos llenar el vaso que los demás tienen vacío. Sólo con lo que podemos, y como siempre... No es suficiente.
Tiraste el vaso a la mierda, lo rompiste en mil pedazos y te fuiste.

Puntos cardinales

Quiero llegar al norte de tu anatomía para ahogarme en un beso tuyo.
Encontrar tu boca, la humedad de tu lengua, sentir tu respiración agitada recorriendo mis oídos.
Mi piel se eriza, como si estuviera escuchando una guitarra de Spinetta.

Lograr el imposible, que el este y el oeste se unan; abrazado mi figura.
Presagiar esa calidez, hervir de pasión.
Sentir tu pecho en el mío.
Caminar de punta a punta con la mirada en tu piel; resoplar la sustancia de tu aroma, una y otra vez.
Sin empalagarme. Quiero hundirme en vos.

Transitar la ruta del sur, suavemente on mis manos hasta tu sexo.
¿Quién sabe nuestro deseo?
Sólo te escucho jadear. Sólo te quiero, en mi.
Saborearte, disfrutarte, volar en mis sentidos.

Entro en vos, entrás en mí. Repetidamente.
Rápido, lento. La velocidad de esta pasión no tiene límite.
Sólo escucho la música de tus latidos, cierro los ojos.
Resuena la sinfonía erótica... Me dejo caer en vos.

Te sentí, me dejé llevar. Quiero pasear tu cuerpo otra vez.


sábado, 26 de marzo de 2016

Tanto esfuerzo

Qué bronca da cuando nos esforzamos mucho en cambiar algo que no sólo afecta a los demás, sino que mayoritariamente a uno mismo, y la otra persona no lo ve. Entonces de a poco y de manera sutil lo vas modificando. Evitas actitudes que antes provocaban un malestar, quitas acciones, las revertis por algo positivo porque sabes que la idea es cambiar, en una situación usual, el resultado. Que no sea el caos de siempre.
Lo difícil que es modificar una actitud que hace años uno la tiene, por inseguridad, por costumbre, por auto flagelo, porque se siente menos entonces cuando te demuestran amor: dudás.

Dudas de la sinceridad, de cada acto de amor (lo hace por costumbre? Lo siente?) porque así de rebuscada fui siempre y me costó el triple que a los demas, conseguir lo que quería. Pero por mi, por mi culpa, mi propia actitud para con los demás y soy totalmente responsable de eso.

Y cuando el clik se hace en tu cabeza y te das cuenta que ya no sirve mantener esa postura, porque trae desgracias, miserias, malestar, stress, nervios, angustias, etc, tratas de cambiarlo.
Cuando aparece alguna frase que te desacomoda, es cuando tenés que pensar y actuar. Si sabes que como te comportabas antes no funcionaba, cambiemos el método para lograr un producto diferente que pueda quedarse en el tiempo.

Pero si te sentís chicaneado, que te pinchen donde te duele, ahí en donde estás intentando cambiar... Molesta, duele.
Ves que si estás cambiando es para mejorar una relación con algún par. Y posiblemente esa/s persona/s están muy acostumbrados a esa lacra que te sentías antes, por cada reacción que tenías, que igualmente te aceptaron. Por una simple minimización de los hechos, el sin cesar de los actos en cada ocasión. Pero qué feo acostumbrarse así. Peor aún es que no te sientas valorado. Por dentro y por fuera dejamos tantas cosas por alguien, por simple bienestar, apego o porque la felicidad del otro a uno lo reconforta y te olvidas de vos mismo. De lo que sentís, de lo que sos, te da miedo oponerte, decir que sentís, que pensas y qué querés. 

Siempre digo, nada malo es crónico, sólo pasajero. Quizás uno intente cambiar pero la/s otra/s personas te quieran poner a prueba. ¿Pero por qué, mierda? Por seguridad a sí mismo? Por apego justamente? Por egoísmo? No lo sé.
Todavía no existe la máquina de meterse en la mente de las personas y tampoco quisiera, la mío es un laberinto en el que yo misma estoy perdida.